Mientras al paso de los días me encuentro en distintos momentos, con
distintas versiones de mí mismo, sin perder la familiaridad con la que me hallo
acostumbrado; esa forma de autopercepción, que he construido con el paso de los
años, con lo que encuentro de mí mismo y para mí en aquellos que me perciben y
construyen conmigo aquel quien soy, o aquellos quien soy. Una danza perpetua de
luminiscencias, sombras, colores, sonidos, texturas, emociones y sobre todo
reflejos.
Soy quien soy. Gran parte por creer en lo que soy, por mí.
Pero siempre, simplemente a través del otro.
